En el contexto actual, hemos podido ver operar de nuevo a un viejo conocido: el código QR. Y es que esta tecnología surgida en los años 90 en Japón ha vuelto a nuestras vidas para cumplir un papel fundamental: aportar información al usuario a través de la lectura de un código impreso; es un hecho que las empresas han vuelto a ver a los códigos QR como una solución después del confinamiento, y se ha convertido en un elemento clave para el sector retail,

Desde luego no es una innovación reciente. En sus inicios, hace ya más de veinte años, este método nace en el sector automovilístico nipón para identificar y trazar los componentes a través de la creación de un código gráfico que podía ser escaneado con un lector para obtener más datos de la pieza suministrada.

A partir de aquí, el QR evoluciona y se presenta como un elemento que permite el acceso a webs a través del escaneo del código impreso; eso permite dar información al usuario o redirigirlo a redes sociales, videos, imágenes, … Lo cierto que su uso sufre un estancamiento en los usuarios finales, que lo perciben como un elemento que no aporta valor en su día a día.

Esto cambia con la llegada de la pandemia, porque el QR se convierte, de repente, en un elemento útil que responde a una necesidad real del usuario, por ejemplo, consultar la carta de un restaurante sin necesidad de abrir una página web, agilizando así el acceso a la información. Además, su uso es sencillo y accesible para cualquiera, además de que permite cambios de contenido rápido empelando el mismo código de referencia, cómo por ejemplo, el menú diario de un restaurante.

Los códigos QR han estado nos han acompañado desde 1994 pero han pasado desapercibido por la baja funcionalidad que ofrecían al usuario. Esta situación ha cambiado, al no es necesario instalar ninguna aplicación específica para acceder al contenido puesto que los dipositivos traen uno por defecto. Por contra, esta tecnología necesita de una conexión a internet para poder visualizar el contenido.

Con la adopción generalizada de teléfonos inteligentes y aplicaciones, han proliferado las estrategias de marketing basadas en la interacción con estos códigos impresos, demostrando que estos tienen potencial para enriquecer la experiencia del producto y ofrecer valor real a los clientes. Aunque ha sido la pandemia la que ha vuelto a empujar a esta tecnología, los expertos creen que el QR ha venido para quedarse. De hecho, este sistema podría ser suplido o complementado a medio plazo por la tecnología inalámbrica: el NFC permitiría hacer lo mismo que el QR pero sin necesidad de utilizar la cámara, mediante la mera aproximación del móvil a la mesa, un gesto que simplificaría más si cabe, el proceso.

La actual coyuntura ha provocado que las marcas reconozcan que los códigos QR pueden ser muy eficaz para potenciar las transacciones, puesto que los consumidores acceden con inmediatez a información adicional sobre los productos en lo que han puesto el foco, siendo un aliado con el usuario en la decisión de compra.

Pero quizá, la mayor fortaleza de los QR para la estrategia de retail es la capacidad de integración de canales logrando omnicanalidad dentro del punto de venta. En este sentido, las estrategias de marketing basadas en la interacción con estos códigos pueden enriquecer la experiencia del consumidor en el punto de venta.

Otra manera de aplicar el QR es mejorar la experiencia del usuario en espacios. Por ejemplo, algunos museos y galerías de arte se han apresurado a aprovechar todo el potencial de los códigos QR para mejorar la experiencia de usuario.

Además, los QR ayudan a simplificar la visita del cliente y agilizan la forma de interacción en el punto de venta, algo fundamental para el contexto actual, donde el consumidor ha reducido su estancia media. Además, pueden emplearse para evitar las colas en el momento de realizar el pago de la compra; los clientes ahora pueden usar el móvil para pagar más rápidamente, así como para obtener más información sobre productos y tiendas a través de este código impreso.

Indiscutible que la fidelización del cliente es un elemento clave a tener en cuenta por el retailer. En este sentido, el QR puede ser empelados para premiar al cliente por una compra o una visita al punto de venta, por ejemplo, amplificando su experiencia y contribuyendo a una nueva visita o compra.

Otra acción que permite realizar el QR es la promoción y la customización puesto que los clientes pueden escanear un código QR para acceder a promociones personalizadas que pueden ser disfrutas de forma inmediata en el punto de venta.

Sin duda, el código QR cuenta con una gran cantidad de beneficios para los usuarios y las marcas que debe ser aprovechado por el retailer porque supone una forma atractiva y omnicanal de proporcionar contenido al cliente y establecer una comunicación con él de forma segura.